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domingo, 5 de agosto de 2012

Imagen de un Momento.

Imagen de un Momento.
Inmortalizados, en esa instantánea. Nos la tomó un beduino con una cámara de esas de plástico, de esas de usar y tirar. Nos reíamos cuando nos sacaba la foto. Bromeábamos sobre si serían para nada, si saldrían bien. Y las cosas, le tenemos más apego a esa foto poco clara, que a otras tantas sacadas. Será el momento que eternizó, grabó en un pobre papel, con una cámara de plástico, un momento de los más felices de nuestras vidas. Nuestro primer encuentro. En un desierto. Mira que hay sitios, mira que hay gente, mira que podríamos habernos encontrado en la cola del cine, de una librería, en un encontronazo de esos de película en la salida de la biblioteca, ay perdona no te vi, te ayudo a recoger esos libros desparramados.
Pero teníamos que ser más originales, tenía que ser donde menos de todo había, excepto una cosa, cantidades inmensas de arena.
Tomamos la decisión de juntar nuestras vidas hasta que el reloj, creado con aquella arena, dejara caer su último grano. Fue una buena idea, de momento hay arena para dar y regalar.
 No sé si habrá vida bastante, pero mientras sea juntos, échale arena al reloj. Que los aderezos se lo ponemos nosotros.
Los sueños se logran juntar en lugares inesperados. Buscamos nuestra alma gemela durante nuestra vida y algunos tenemos suerte, la encontramos.
Si alguna vez disfrutas de la verdad, la comprensión, la sensibilidad de la persona querida; comprendes la grandeza de la vida. No por ello tiene que ser una vida de color de rosa, pero te da fuerzas para solventar las oscuridades. Todos los días tienen sus noches. Nos sirve para comprender el valor de la luminosidad. Todas las guerras tienen una paz, para enseñarnos a ver el tiempo perdido y el dolor granjeado. Todos los fríos tienen un contrapunto cálido.
Esos momentos capturados por el objetivo. Forjados en un material precario, nos muestra su fragilidad, nos conmina a poner todos nuestros esfuerzos en proteger lo más querido. Por ello cuando veas a un hombre cercano a su punto de flotación, no te acerques más que para ayudarle. Si pretendes terminar de hundirle. ¡Cuidado!, en su final te arrastrará al fondo del abismo. Y todo quedará grabado en la retina sensible de lo que más quieres.

En este enlace podéis pinchar si queréis seguir la publicación de los textos del libro SALPICADURAS .Ya tenéis el primer relato completo,pronto otro.UN DOLMEN EN UN TRIGAL. con las ilustraciones de José L. Martínez REBOTE.

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