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miércoles, 10 de octubre de 2012

Bifurcaciones.




Bifurcaciones.


Todos los días, todas las horas, todos los momentos, toda la vida, está llena de bifurcaciones. Unas veces nos queremos creer que decidimos, otras nos gusta decir que es el destino. No hay realmente decisión, realmente es un caño de fuerte corriente que fluye por las vertientes más favorables cuando llega a la bifurcación. Nos vanagloriamos de ser unos cuerpos pensantes, cuando nos vienen los resultados propicios. Cuando la fatalidad se adueña de los resultados, buscamos culpables. El destino, dios, o el gobierno. Inocentes, incautos somos siempre buscando culpables para nuestras derrotas. Implacables sabedores del mundo, cuando ganamos insulsas batallas. Siempre fue así, ya lo decían. Las victorias les llueven las madres, las derrotas son huérfanas. 
Nadie quiere atribuirse los errores del camino, y ahí surge nuestra búsqueda de culpables, de cabezas de turco, llamémosles con las mil y una designaciones que se nos ocurran, pues cuando es de ingeniosidades, nos pintamos solos.
La verdad de todo, la vida es fluida, es un torrente que circula a gran velocidad. Tal que se nos escapa el poder elegir, ella elige por nosotros. Toma la torrentera más favorable, y ruge a toda fuerza hacia la caída libre, para llegar a otro estadio. Éste nos gratificará con vivencias gratas o nos parecerá el infierno en vida. Pero ¿lo elegimos?. No. Hubo unas determinadas circunstancias, momentos, lugares, individuos, vientos que nos orientaron, vientos que nos empujaron, vientos que como plumas nos mueven a su antojo. Pero, No. Nosotros no lo reconoceremos, pues somos racionales, y eso qué quiere decir, pues eso que somos muy listos. Muy libres de elegir, qué hago, qué no hago. 
Siempre hay un por qué ocurrió aquello. Sin darnos cuentas que la casualidad no existe. La vida nos arrimó allí, eso es lo inevitable. Donde antes éramos dueños de nuestros actos, comenzamos a ver oscuridad y la luz nos abandona. Entonces nos acordamos de ella, la suerte. La mala, porque
 de la buena no se acuerda nadie, hasta que desaparece. Ella es la que nos quitó lo que la otra nos dio. Y si todo esto no fuera más que una ilusión. Y si ni siquiera somos capaces de decidir, ni el momento en que podemos dejar de respirar. Porque quién es dueño de su vida. Ella nos da elegir, nos dirá. Y lo único que le podemos responder es…si nos das a elegir:
Yo me quedo contigo…
Porque sin ti, ya no vivo…Jejejejejejeje….



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