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martes, 30 de octubre de 2012

La Sombra…Noche de Luna.

La Sombra…Noche de Luna.

Es arriesgado, le trataba de decir él, más prudente o cobarde. Ella que como siempre más decidida, cuando algo quería, le convenció. Entre sombras, aprovecharon la luna llena, casi se podía ver los detalles más nimios.
Olor a fruta madura, a explosión de fresas, en una fábrica de mermeladas, se reían diciéndose se imaginaban estar.
Caricias, besos, intensidad emergente en ellos. Apretones, roces y muerdos. Susurros, entregas, gritos ahogados para alentar a toda la plantación. Así fue como ella se entregó la primera vez a su hombre, aunque podría decir a su niño, pues eso eran niños. Rompientes dolorosos placeres, descubrimientos de goces sin mácula, magnetismos que los atraían sin dudas.
Ruidos, voces acercándose, pasos…están aquí. Quienes, preguntó él aterrorizado. Mis hermanos, mi familia, han venido antes, o no, se nos pasó el tiempo volando. Corre a ver qué inventamos, pues como nos cojan así como así nos matan.
Siempre fue pintor aventajado, te hacía caricaturas con un canto de ladrillo. Así sin pensarlo, le dijo, ponte ahí. Contoneó su cuerpo, sobre fondo del transparente lienzo. Tomó la máquina de aliñar los líquidos a las plantas, la cargó de triple ración de sulfatos azules. Se entregó a la creación. Cuando acabaron de llegar los familiares…
Gritos, venid, venid…hay una aparición. Esto es buena suerte, ha aparecido una sombra que nos mira sobre el fondo de ese lateral. Todos al unísono corrieron en busca de las advertencias.
El fuerte olor a los sulfatos concentrados, la nebulosa yacente aún en el rededor, le daban una celestialidad, que ya puestos, surgieron los parecidos. Uau, es la mismísima cara del cristo de los gitanos, dijo el más atrevido. Anda ya, soltó otro, más bien el cachorro de Triana. Tonterías, se lanzó el tercero. Es el comandante, es el Che, si no hay más que mirarle a los ojos.No sabéis quien es. Es el maestro,José Monge, el camarón…si hasta parece que se va arrancar con el romance de luna, no veis que la preñez de la luna invita a ello…
Ella le miró a él, se sonrieron cómplices. Un poco de teatro, habrá que llamar a los periodistas, igual nos viene bien la publicidad, y colocamos todas las fresas que nadie quiere, entre los curiosos que se arrimen a ver las apaaariciones…
En el transcurso de los años lo rememoraban sin desvelar su secreto. Sólo su madre, le decía con una socarrona sonrisa de oreja a oreja. Menos mal que camarón vino a amenizar la fiesta con el romance de luna, si no algunos pasan de la isla para allá.
Madre sonreía ella, no me digas que no ganamos nuestros cuartillos extras con la fresa vendida entre los curiosos. Se lo debéis a él, menudo pintor ehhh…jejeje.
Sí, sí, pero si no sale bien la jugada, la denuncia la tiene que poner por escrito, porque tu padre y tus hermanos le hubieran dejado la boquita para tomar sólo líquidos en unos meses, jejeje. Que ya sabes que eso de pillar a uno solo, les encanta. Aunque sea para darle unas clases de civismo. Mira que marcar el terreno la primera vez en un invernadero.jejeje.
A ellos les daba igual, pues todo salió mejor de lo esperado. Y cuando escuchan a José, desgarrar su romance al viento, llenan sus pulmones de alegría. Además que cada uno, cuando mira, ve lo que quiere ver.Y se escurren en busca de los olores de fresa estrujada, mermeladas y sudores transparentes de los invernaderos. Como aquella primera vez, pero sin miedos.


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